
El país de la naturaleza salvaje.
Si los paisajes son el gran tesoro de Canadá, el parque Nacional de Banff, en las montañas Rocosas, es la joya de la corona. El lago Peyto, con sus aguas de color turquesa rodeada por espesos bosques, es una de sus estampas inolvidables.
La huella de las primeras naciones.
Los tótems viven hoy una renovada edad de oro después de que los misioneros cristianos intentaran prohibirlos. Los nativos canadienses, como los haida de la Columbia Britá

Lagos helados.
Aunque la motonieve está desbancando al trineo de perros, éste sigue siendo el medio de tranporte preferido por muchos cazadores nativos para adentrarse en el inhóspito Gran Norte. El viaje por lagos congelados requiere mucha experiencia en el hielo.
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